lunes, 6 de octubre de 2008

La salud de nuestros animales



Cada uno de nosotros, ama a su perro o a su gato y desea brindarle lo mejor, como la atención veterinaria, el cariño, los paseos y también la alimentación. Muchas veces no hacemos las cosas del todo bien, simplemente por falta de información. Yo fuí aprendiendo poco a poco con mi perra y fui modificando conductas a medida que me interioricé de algunas cosas. Algo fundamentalísimo, a la hora de brindarles lo mejor, es seleccionar cuidadosamente lo que comen, porque gran parte de su vida depende de un buen alimento.

La salud de nuestros perros y gatos corre un gran riesgo cuando los animales reciben una dieta basada en los alimentos comerciales. Desperdicios del matadero, carne de de animales muertos, moribundos, lisiados o enfermos, grasa vieja de los restaurantes que contienen alta concentración de radicales libres, grasas ácidas del transporte, cuerpos derretidos de perros y gatos adquiridos en refugios de animales, carne vieja y en mal estado de los supermercados, pescado podrido con un alto nivel de toxicidad... y todo ello con una adición de una sopa de entrañas, parcialmente disueltas, de pollo. Estas combinaciones significan un lamentablemente delicioso manjar para gatos y perros.

A todo esto agreguémosle la presencia de bacterias patógenas, virus, hongos, los residuos de las hormonas y de los antibióticos más los peligrosos conservantes comunes en estos alimentos. Como producto de esta terrorífica alimentación, sobrevienen enfermedades de riñón, hígado, sistema neurológico, corazón, graves problemas en los ojos y en la piel, como así también en los músculos, en los huesos, en la sangre, defectos en el nacimiento y enfermedades infecciosas.

Sabiendo estas cosas, no es para pensarlo dos veces. Una buena alimentación casera, basada en un minucioso conocimiento sobre nutrientes de los alimentos, ayuda enormemente a brindar y mantener una excelente salud en nuestros animales. No obstante, tengamos en cuenta de no darles exactamente lo que comemos nosotros, porque los condimentos, las salsas, las frituras, la cebolla, la remolacha, el azúcar y el chocolate, son venenos para un perro.

Desde que come comida casera, “Pequita” está radiante de salud y vitalidad. Le suelo preparar polenta y la mezclo con ajo crudo, aceite de girasol (primera prensada en frío) y levadura de cerveza. A esto le agrego zanahoria, que se la doy rallada y que es su gran pasión. Y coronando el manjar, un poco de yogur casero más la cáscara molida de un huevo. En la próxima les dejaré más ideas de comidas para perros que son las que yo sigo con ella.