miércoles, 9 de abril de 2008

El comportamiento de nuestros perros

Se habla mucho de la conducta, del comportamiento de los perros, de adiestramiento, de escuela para perros, de cómo educar a nuestro perro... Y eso está muy bien, necesitamos conocer como es la conducta del chihuahua, diferente quizás al comportamiento del caniche o qué se requiere para el adiestramiento del ovejero alemán o cómo educar al cocker. Cada perro es diferente y requiere sus cuidados personalizados.

Y en este último punto quiero hacer hincapié. Como no existen dos personas iguales, tampoco existen dos animales iguales. Y pensemos, si nuestro perrito es mestizo no podremos definir tanto ni generalizar cómo es y cómo se comporta según estrictos parámetros, depende de cuál sea su genética. Por supuesto que hay conductas que se repiten, ¡qué duda cabe! ¿Acaso los seres humanos no tenemos también comportamientos repetidos y similitudes unos con otros, por el simple hecho de pertenecer a la raza humana? Claro, nosotros también podemos tener diferentes conductas, según nuestra raza sea negra, amarilla o blanca. Pero entre los seres humanos también los hay mestizos.

Todo ser viviente viene a este mundo con una riqueza que le es propia, que es su temperamento, su personalidad. Miremos un instante a nuestro amado amigo y tratemos de descifrar, de entender, de “meternos en su piel”. Nuestra característica humana del razonamiento nos capacita para comprender al otro que es diferente a nosotros, sólo tenemos que practicarlo.

No humanicemos a nuestro perro. Primero que nada debemos entender que él no es una persona sino un animal, ni mejor ni peor que nosotros, simplemente diferente. Tratemos de ver por qué se comporta de una manera u otra, que le está pasando. Si “se porta mal”, antes de castigarlo, averiguemos el por qué de su actitud. Las conductas “no deseables” obedecen siempre a una causa.

Muchas veces, los malos comportamientos son producto del hogar, de lo que se vive en la casa. Los perros se mimetizan mucho con sus dueños. Si nosotros estamos atravesando un mal momento personal o familiar, ellos se verán afectados. Si los miembros de la familia acostumbran a gritarse o tener malos tratos, tendremos perros agresivos o nerviosos o temerosos, según sean las características naturales de su personalidad.


Para corregir conductas no hay nada mejor que recurrir al veterinario, y si es un homeópata, muchísimo mejor. La homeopatía veterinaria es un avance maravilloso de la ciencia que hace un bien tremendo a nuestros animales y con muy poco hace mucho a favor de ellos.

Y finalmente, y por sobre todas las cosas, tengamos mucha paciencia, perseverancia y respeto por ese ser viviente que es miembro de nuestra familia. Recordemos que “el amor es paciente, es benigno, no busca lo suyo, no hace nada indebido... El amor todo lo puede”. Si tenemos el amor como guía nos vamos a equivocar mucho menos, y veremos perros más felices. ¿Acaso no es hermoso verlos sonreír?