domingo, 27 de abril de 2008

¿Animales explotados o respetados?

Cuando tengo la oportunidad de recorrer diferentes lugares al aire libre, ¡cómo disfruto viendo a los animales en su medio natural haciendo su vida con total espontaneidad! Observar los caballos corriendo por el campo, las vacas, ovejas, cabras pastando en la inmensidad, los cerdos en su chiquero y las gallinas, patos, pavos en su corral. Ver los pájaros volar de un árbol a otro, el hornero construyendo su nido, las gaviotas sobrevolando el mar.

Saber que los animales salvajes disfrutan de su hábitat, saltando los monos de rama en rama, los cocodrilos en los pantanos, los elefantes, las jirafas, los pumas, los leones, cada uno en su espacio habitual. Ver a los delfines retozando en el agua en libertad, porque quieren y como quieren. Las ballenas tranquilas ocupándolo todo y los peces pequeños ir y venir incesantemente por la vastedad de los mares. Ver las focas descansando en las playas y los pingüinos andar siempre de gala con su traje impecable.

Ver a cada perro y a cada gato con su familia humana, cuidados, protegidos y contenidos por el amor. Ver que cada animal doméstico ha ganado en el hogar un honroso lugar y es tratado con respeto y ternura como miembro de una manada muy especial. ¡Cómo disfruto viendo perros felices de paseo con sus amos, saltando de alegría por un merecido hueso o moviendo la cola mientras reciben amorosas caricias!

¡Pero qué profunda tristeza embarga mi alma cuando los caballos son obligados a llevar pesadas cargas con las que apenas pueden moverse, cuando las vacas viven todos sus días en un espacio de 2 x 1, las aves de corral no conocen el corral sino la jaula, cuando los pájaros no vuelan libremente sino que sobreviven porque les recortaron las plumas de su libertad en una cárcel de minúsculas dimensiones, cuando los zorros se transforman en carísimos abrigos, cuando los osos pasan sus días detrás de los barrotes como presidiarios, cuando las focas son víctimas de la barbarie humana y los pingüinos tienen injustamente negro su su elegantísimo frac.

¡Qué dolor ver toros que mueren inútilmente, leones, delfines, tigres, obligados a entretener a la gente, porque sí! Qué angustia cuando un pájaro, una paloma cae bajo la injusticia de la piedra de una mutilante honda... ¡Qué pena me produce cuando los perros andan vagando solos por las calles buscando infructuosamente a un dueño que nunca va a aparecer porque en realidad quiso “deshacerse” de él! Qué tristeza verlos flacos, enfermos, asustados, incomprendidos e ignorados por la gran mayoría de los seres humanos. La maldad y la indiferencia suelen ser primas hermanas.

Pero, ¡qué hermoso es ver que también hay gente con un corazón compasivo y afectuoso! Gente que se juega por amor a los más débiles. Personas que trabajan, casi siempre desde el anonimato, para ayudar a los animales, incansablemente y sin esperar ninguna recompensa, sólo una lamidita, un relincho o un miau de gratitud.

¡Qué reconfortante es saber que hay personas que rescatan a un caballo que sufre bajo el peso indignante de la ignorancia y la maldad y lo curan, lo atienden, lo alimentan y lo aman! Personas que dan de comer a los gatos abandonados en baldíos y en hospitales y que todos los días, religiosamente, van con su banquito y una bolsa llena de comida para alimentarlos. ¡Cómo alienta el alma saber que hay gente que sacrifica su descanso, tiempo con su familia, da dinero, a favor de los animales necesitados! Personas sensibles que recojen un perro enfermo y lo llevan a su casa, le dan de comer y luego al veterinario para ser curados.

El artículo 2 de la Declaración de los Derechos de los Animales nos dice :


“a) Todo animal tiene derecho al respeto.

b) El hombre, como especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos, violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales.

c) Todos los animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre.”

Veamos cuándo y dónde se cumple o se viola esta declaración. Los animales son inocentes e indefensos, no pueden levantar su voz para pedir justicia. Somos nosotros, los que amamos a los animales, los que podemos ayudarlos. La responsabilidad es nuestra